La diferencia del resultado en provincia será clave en el nuevo mapa político

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La brecha entre Massa e Insaurralde es el único enigma de la elección en el distrito que representa el 37% del padrón nacional; resignado, el oficialismo apuesta a que la cifra de la derrota sea de «un dígito».

Por su peso electoral y político, en el territorio bonaerense no se dirimirá hoy sólo una puja por los votos, sino que comenzará a delinearse desde la provincia más grande del paísun nuevo mapa de poder rumbo al recambio presidencial en dos años.

Con el podio cantado, según el resultado de las elecciones primarias de agosto y la mayoría de las encuestas, la máxima incógnita por despejar es por cuánta diferencia se impondrá Sergio Massafrente al candidato oficialista, Martín Insaurralde.

La amplitud de la cifra no es menor, ya que tendrá impacto sobre tres ejes concretos: el posicionamiento del intendente de Tigre hacia 2015, la composición de una Legislatura hostil en el último tramo del mandato del gobernador Daniel Scioli -también con aspiración presidencial- y la disputa por la conducción del peronismo. El PJ entró en estado de ebullición interna desde que Massa rompió con la Casa Rosada y armó el Frente Renovador, una agrupación de corte transversal que arañó una porción del justicialismo.

Con resignación, en el kirchnerismo dejaron trascender a LA NACION un objetivo módico: que la brecha sea de «un dígito». Es decir, la apuesta es que la lista massista no alcance la barrera simbólica de los 10 puntos, después de haber cosechado el 11 de agosto el 34,95%, contra el 29,6% embolsado por el Frente para la Victoria. Es un propósito pobre, incluso en comparación con el otro gran revés en las urnas, cuando, en 2009, el propio Néstor Kirchner fue vencido por 2 puntos.

Scioli es uno de los más interesados en el score final. Aunque su nombre no está impreso en la boleta, su rostro fue la cara de la campaña oficialista, apuntaló a Insaurralde y dominó la escena, sobre todo, a partir de la licencia médica de Cristina Kirchner. Con éxito incierto, el gobernador sumó protagonismo para evitar un contundente despegue de Massa y, así, mantener vivo su proyecto para 2015.

La relevancia de la provincia de Buenos Aires se mide en números: representa el 37,3% del padrón nacional, y están habilitadas para sufragar 11.422.266 personas. Se ponen en juego 35 bancas a diputados nacionales, un botín que se disputan entre las seis fuerzas que quedaron en pie al conseguir, en agosto, el piso electoral de 1,5%, un requisito excluyente para seguir en carrera hacia los comicios generales que se realizan hoy.

El resto de las alianzas en competencia debieron capear el efecto polarización entre el massismo y el kirchnerismo, que buscó arrastrar el «voto útil» hacia una opción que implique sin matices la derrota o el triunfo del Gobierno. Así, Margarita Stolbizer, en tercer lugar en las primarias con 11,16%, reforzó el perfil nacional del Frente Progresista Cívico y Social al sumar en su gira bonaerense las figuras presidenciables de su espacio, como el radical mendocino Julio Cobos y el ex gobernador socialista de Santa Fe, Hermes Binner.

Francisco De Narváez, aliado electoral del camionero Hugo Moyano, hizo un giro para escalar posiciones. Pasó del eslogan «Ella o vos» a poner el foco en la pelea contra la inseguridad, uno de los temas que copó la agenda de los candidatos. El sello que lidera, Frente Unidos por la Libertad y el Trabajo, quedó relegado en el cuarto puesto, con 10,51% en agosto, lejos de repetir la epopeya de haber batido a Kirchner en 2009.

Más alejado, con casi 4%, quedó el Frente de Izquierda y los Trabajadores, liderado por Néstor Pitrola. Aunque podría hacer historia: su agrupación tiene chance de conseguir, por primera vez, una banca nacional. Otro que pelea es el sindicalista de peones rurales Gerónimo Venegas, más conocido por su apodo «Momo», que apenas superó el 1,5 por ciento.

Si no hay sorpresas, Massa detentará poder de fuego clave en la Legislatura bonaerense, lo que asoma como una potencial amenaza para Scioli. En este turno, hay en disputa 46 escaños de diputados y 23 de senadores provinciales. El Frente Renovador irrumpirá como principal espacio opositor y se ilusiona con llegar a ser mayoría en el Senado. Su desembarco promete abrir una fuerte pelea por las autoridades legislativas y la integración de las comisiones.

Se librará, además, una dura batalla en el territorio de los 135 partidos bonaerenses en la pelea por 1097 bancas de concejales y 375 de consejeros escolares. La performance de las listas distritales serán una prueba indubitable de lealtad: mostrarán si los intendentes del PJ, aún alineados con Olivos, se mantuvieron incondicionales o si, para sobrevivir, promovieron el corte de boleta.

LAS CLAVES

 

  • La amplitud de la victoria
    Scioli es el más interesado en que el triunfo de Massa no supere los 10 puntos, porque cree que así mantendrá en pie y con chance su plan presidencial
  • El juego de los alcaldes
    La Casa Rosada intentó contener a los intendentes del PJ, para evitar fugas de votos. Massa asegura que varios se comunicaron con él. Si hay traición en las urnas, se acelera el realineamiento en el peronismo
  • Proyección nacional
    En la provincia de Buenos Aires, están habilitados para votar 11.422.266 de electores, que representan el 37,3% del padrón nacional. Su incidencia será central
  • Poder parlamentario
    El Frente Renovador irrumpirá como fuerza de peso en la Legislatura, una potencial amenaza para Scioli.
  • Fuente: La Nación

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